Comer en Viena, gastronomía en la capital imperial
¿Tienes previsto viajar a la capital del antiguo imperio austro húngaro? ¿Quieres saber qué comer en Viena? Pues sigue leyendo que te cuento con todo detalle mi viaje, todas las cosas ricas que he probado y los lugares para ver.
Si hay una palabra que me ayude a describir la ciudad de Viena es, sin duda, majestuosidad, fruto de su pasado como capital de un gran imperio. Caminar por sus calles te transporta a una parte importante de la historia de Europa, donde se mezclan la cultura, la música y por supuesto, la gastronomía.
La Viena imperial donde dejaron su huella Mozart, Beethoven y la emperatriz Sissí (confieso que he sido una voraz lectora de sus libros), es ahora una capital turística de moda, llena de palacios maravillosos y considerada como la ciudad con mayor calidad de vida del mundo.
Aunque en primavera los jardines de los palacios están en su máximo esplendor, visitar la ciudad en los días previos a la Navidad es sin duda un espectáculo para no perderse. El despliegue de luces que adorna las calles y sus maravillosos mercados navideños compensarán con creces el frío con el que la ciudad te recibirá.
Y ahora hablemos de su gastronomía, que comer en Viena y donde hacerlo. Sin duda debido a los inviernos largos y fríos, en la cocina vienesa abundan las sopas, los guisos y los estofados a base de carne, acompañados casi siempre de las Knödel, una especie de albóndigas de pan o patata.
Entre los guisos de carne destacan:
El Tafelspitz, un plato de ternera o buey hervido y acompañado de una guarnición de verdura. Para degustarlo, el sitio por excelencia es Plachutta Wollzeile, que aunque no me dio tiempo a probar, me lo recomendaron encarecidamente.
El Goulash, un estofado de ternera con una salsa espesa y aromática, muy típico también en la cocina húngara, que se prepara también en versión sopa, la Goulashsuppe.
Aunque sin duda la joya de la corona de la cocina vienesa es el Wiener Schnitzel, que según cuentan era el plato favorito del emperador Francisco José. Consiste en un filete de cerdo o ternera empanado y frito acompañado de una rodaja de limón y servido habitualmente con una ensalada tibia de patata.
Sin duda uno de los mejores lugares para comer este plato es Figlmüller, donde lo preparan siguiendo la receta tradicional, la carne es jugosa y tierna y el rebozado crujiente sin resultar aceitoso. Es tan grande que se sale del plato, por lo que ya tienen por la mano que sobre y te lo envuelven para llevar. El restaurante es muy conocido, por lo que se forman grandes colas para entrar, te recomiendo que reserves con antelación.
No podemos olvidarnos si hablamos de que comer en Viena, de la Käsekrainer, salchicha típica de la cocina austríaca, cocida, ahumada, rellena de queso y servida con mostaza. No hay duda de donde comer las mejores salchichas de Viena y no te dejes influir por que sean puestos callejeros, no puedes dejar Viena sin pasar por Bitzinger (tienes dos, uno en Albertinaplatz y otro al lado de la noria). Con queso, ahumadas, picantes…, querrás probarlas todas!
La repostería también tiene una papel importante en la gastronomía vienesa, una ciudad con decenas de cafés y pastelerías donde degustar un buen dulce acompañado de una taza de delicioso café. Y si hablamos de pastelería, por supuesto lo primero que nos viene a la mente es la archiconocida y mundialmente famosa Sachertorte. Para degustar esta delicia llena de historia y batallas legales por la denominación de “original”, nada mejor que el Café Sacher, con toda la elegancia de los cafés vieneses que te transportan a otro siglo nada más atravesar sus puertas. Aunque puedes encontrar sachertorte en muchos locales y cafés vieneses, para mi fue la mejor de las que probé, eso si, puedes encontrar cola para entrar y el precio de la porción es algo caro.
La Pastelería Demel, el competidor del Café Sacher por la denominación “original sachertorte”, es un paraíso de tartas con más de 200 años de antigüedad y la preferida de los emperadores. Las tartas que probamos eran absolutamente deliciosas y el local (con el obrador a la vista) elegante y señorial. Aunque podría hablar largo y tendido de tartas, voy acabar con otro dulce austríaco por excelencia, el Apfelstrudel. Consiste en un rollo de masa crujiente relleno de manzana y que se suele servir acompañado de una salsa de vainilla caliente. Suena de maravilla verdad? El que comí en el Café Korb es realmente impresionante, uno de los mejores que he comido. El lugar, como casi todos los cafés de Viena, tiene su historia y es muy frecuentado por la población local. El Café Landtmann y el Café Alt Wien son también dos lugares donde degustar un buen apfelstrudel.
Y hablando de cafés en Viena, no dejes de visitar, aunque sea solo para verlo, el Café Central, uno de los más conocidos de Viena y cuyo interior es una auténtica maravilla.
Para combatir el frío si, como yo, viajas a la ciudad en invierno, nada como tomar una taza de vino caliente o Glühwine. Lo sirven en todo los mercadillos que puedes encontrar por la ciudad y cada uno tiene su diseño de taza para servirlo, ten en cuenta que la taza te la cobran, pero te devuelven el importe si la llevas una vez te lo has bebido. También en los mercadillos puedes tomar una sopa caliente que sirven dentro de un pan, deliciosa y muy reconfortante!
Y para acabar, hay dos lugares que no te puedes perder aunque sea solo para verlos y eso que no comimos nada mal. Estoy hablando del restaurante situado en la glorieta del Palacio de Schönbrunn, el Gloriette Cafe, estar sentado en el comedor de verano de los emperadores es impresionante. Me gustó mucho la Frittatensuppe y el Goulash tampoco estaba nada mal, aunque no te esperes una carta muy extensa.
El otro lugar que te dejará impresionado es el Palmenhouse Café, situado en el parque Burggarten y… dentro del invernadero!!!
Ya os he hablado en este post que comer en Viena, os explico también qué no puedes dejar de ver? Pues no te pierdas el post “Que ver en Viena”.
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