
Cómo asar calabaza en el horno de manera fácil y sus usos
Con la llegada del otoño, la calabaza se convierte en la reina indiscutible entre las hortalizas. Su carne firme y densa, que se utiliza para infinidad de recetas, se vuelve tierna y cremosa al cocinarla. Y de cocinarla vamos a hablar hoy, concretamente de cómo asar calabaza en el horno y que nos quede perfecta.
La calabaza es una hortaliza muy nutritiva y saludable y, como he dicho antes, muy versátil en la cocina. Podemos utilizarla tanto en platos salados como en dulces y hacer cremas, purés, tartas, ensaladas, pizzas, croquetas…, las posibilidades son infinitas! Tengo en el blog varias recetas para preparar con calabaza a cual más deliciosa.
El asado hace que se concentren y potencien los sabores gracias al caramelizado de sus azúcares naturales, además de ser uno de los métodos de cocción más sencillos y cómodos que podemos hacer en casa.
Mi variedad favorita para asar es la calabaza butternut, con forma de pera alargada y una carne de color anaranjado intenso y muy dulce. Es rica en vitaminas, betacarotenos y minerales, además de ser baja en calorías.
Yo aso la calabaza entera y cortada por la mitad, de esta manera nos ahorramos la dura tarea de pelarla. Si también te resulta difícil cortarla, sobre todo las que tienen la piel más dura, puedes meterla entera en el horno durante 10-15 minutos, la piel se ablanda y resulta mucho más fácil de cortar.
Por supuesto siempre tienes la opción de pelarla y hornearla troceada, según la receta, o hornearla menos tiempo para dejarla más aldente y así poder trocearla.
Una vez cortada por la mitad, la pongo en una bandeja de horno con la parte cortada hacia arriba, le añado un chorrito de aceite de oliva virgen extra (sin exceso para que no se nos tueste demasiado) y la horneo a 180° unos 45 minutos, dependiendo del tamaño de la calabaza. Es fácil comprobar cuando está en su punto, basta con insertar un cuchillo o un palito de brocheta y enseguida notaremos que está tierna.
Una vez horneada, retiro las pepitas con una cuchara (es más fácil que hacerlo en crudo) y la piel, que casi se desprende sola. Ya la tenemos lista para utilizar de la manera que más nos guste, simplemente aliñada con sal, aceite y pimentón, con tus especias favoritas, combinada con tubérculos para hacer purés…, imaginación al poder!
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